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Dos personajes de perfil que miraron de frente

12.04.2015 16:36

Carlos Gaviria Díaz

Nicanor Restrepo Santamaría

¿Acaso la muerte se preocupa de las diferencias y elige momentos o comprende circunstancias? La ausencia del oxigeno y de la glucosa conduce a las células en un momento determinado a suspender sus reacciones químicas. Todo este proceso es indiferente a  los rasgos y a los perfiles. Es difícil aceptarlo, pero toca. Así llenemos de flores las tumbas y los mensajes de solidaridad para con los deudos le den la vuelta al mundo, perdimos, como en este caso, a dos personajes que en mi concepto se necesitaban.

No fueron cortados con la misma tijera, tampoco llevaron vidas paralelas y sus restos reposaran a prudente distancia, pero esto, como en el caso de la muerte, poco importa para desempeñarse como gente de bien. De las diferencias entre  Nicanor y Carlos se benefició nuestra sociedad antioqueña y colombiana. Bien podemos tomar el ejemplo para aprender como aportar en nuestros núcleos sociales a pesar de la filiación política, de la religiosa o de nuestros orígenes.  

Hubo objeciones para ambos porque algunos aprovechan y por cualquier resquicio entre el alud de comentarios a favor, meten el tono destemplado. No todos pueden aceptar de buena manera los privilegios disfrutados por un personaje al cual no se le arrugaron las ideas cuando afrontó cargos donde el dinero se mueve para generar más. Algo así, como si hacerlo fuera deshonroso, como si el reto de ser eficiente en el mundo de las finanzas lo señalara como el  responsable de la desigualdad reinante en el país. Tal vez Nicanor, consciente de las dificultades para enfrentar la sociedad, se supo mantener por fuera de la adulación y de los juicios de valor a la ligera, construyéndose una caparazón. Pocas sonrisas y pocos discursos con la pretensión de lucir su hoja de vida. 

Hizo, y lo hizo en grande. Fundador de EAFIT y Gobernador de Antioquia, abrió y adjudicó la licitación del Tren Metropolitano de Medellín, construyó el Relleno Sanitario de la Curva de Rodas y terminó la Central de Transportes del Norte. Más de cien empresas estuvieron a su cargo como líder del grupo empresarial paisa. Empresario, político y académico estuvo comprometido con el civismo, una práctica reñida con los conflictos; hizo también presencia en el campo de la cultura y de la educación, desprotegidas ambas por los dirigentes empeñados en recibir. “Hay que estudiar, leer, respetar las decisiones de los demás, y rodearse de los mejores”. Su experiencia da crédito al libro escrito por él: Empresariado antioqueño y sociedad, 1940-2004. Influencia de las élites patronales de Antioquia en las políticas socioeconómicas colombianas. En consonancia con su manera de pensar Restrepo Santamaría se retiró de la vida laboral para cumplir uno de sus más grandes sueños: estudiar sociología en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.

Nos deja el legado que recibió de su padre: “Ver la vida sin necesidad de poder, dinero y gloria”. 

Pensar en Carlos Gaviria como un hombre que le tocó enfrentarse a la lengua más que a la ley no parece tan desatinado si tomamos en cuenta su filiación política primero  y segundo,  la preocupación de sus opositores empeñados por muchos años en mostrar como guerrilleros a todos los que se atrevieron a matricularse con la izquierda. Lo demás es en parte cuestión de información o educación. Sin mala fe, algunas familias honestas creyeron y se apoyaron en lo que vieron y vivieron, lo que no sabían era cómo operaban  las maquinarias de la violencia, cómo se relacionaban los autores del conflicto, desde cuándo y por qué  estamos enfrentados y cuáles eran los verdaderos fines de los buenos y los malos en Colombia. De toda esa olla podrida, desafortunadamente falta mucho por ventilar. Por eso las lenguas viperinas la emprendieron contra Carlos y a él le tocó desvirtuarlas. En una ocasión habló sobre el tema: “Esta tendencia a construir realidades virtuales, en las cuales los conflictos y las miserias sociales desaparecen como por arte de magia, es un rasgo distintivo de los gobiernos autoritarios. Por métodos de propaganda, de repetición e insistencia por los canales masivos de comunicación, esa realidad construida pretende sustituir la realidad que los ciudadanos ven y experimentan todos los días”.

Tal vez las críticas en su contra tuvieron la intención de enturbiar su manera de pensar o mejor sus convicciones, su rectitud y su coherencia y por qué no, la pregunta ¿Dónde queda Dios? un interrogante que a él como a Borges les hubiera gustado resolver. Gaviria contaba que un budista le dijo a Jorge Luis que no había por que preocuparse si Buda no existió.  “Eso no tiene problema porque históricamente el personaje no es tan importante como el mensaje", le respondió. Como Magistrado de la Corte Constitucional sus sentencias más reconocidas tienen que ver con la dosis personal, la eutanasia y los derechos de los homosexuales. Muy difícil pasar todo esto por la censura aquí en la tierra, al menos por ahora.

Estudió en la Universidad de Harvard como estudiante especial en las áreas de Jurisprudencia, Derecho Constitucional y Teoría Pilítica (Carl J. Friedrich). Fue decano y vicerrector de la Universidad de Antioquia y vicepresidente del Comité Regional por la defensa de los Derechos Humanos en Antioquia. Fue senador por  el Frente Social y Político (agrupación de izquierda). Como candidato a la presidencia de Colombia por el Polo Democrático Alternativo período 2006 – 2010, obtuvo la segunda votación más alta del país, votación histórica para la izquierda en Colombia. Méritos suficientes para validar su hoja de vida presidencial pero tampoco en ese momento ni aquí ni ahora.

Tras el asesinato de Abad Gómez en 1987 y de otras personas cercanas a él, Gaviria abandona el país y se exilia en Argentina. Allí se dedica a escribir su libro Mito o logos. Hacia la República de Platón. Hablando sobre el tema dice: “La generación de hipótesis es pura imaginación que puede tener raíces en teorías científicas ya existentes, pero también en sueños, leyendas, novelas o en mitos. Así, la poesía y la razón, el mito y el logos se han necesitado y se necesitarán siempre. Por eso, al tiempo que nuestras universidades deben formar matemáticos, físicos, químicos o biólogos, también deben preparar literatos, historiadores, poetas o filósofos”. “No siempre… la razón y la fantasía constituyen polos opuestos. A menudo se hallan equitativamente fusionadas y las más de las veces muy próximas con prevalencia indistinta la una de la otra”. 

Honesto, respetuoso y sensible fue un gran admirador de su abuelo, imitó su costumbre de repetir un verso al levantarse. Como este de Quevedo:

Toda esta vida es hurtar,
no es el ser ladrón afrenta,
que como este mundo es venta,
en él es proprio el robar.
Nadie verás castigar
porque hurta plata o cobre:
que al que azotan es por pobre
de suerte, favor y trazas…

Los versos suyos - porque Carlos también era poeta - posiblemente no podamos conocerlos, corresponden a sus viejos tiempos, Pecados de juventud,  los escribió en El Limonar, vereda de San Antonio de Prado donde su madre trabajaba como maestra. ¿Quedarían otros en su archivo personal?

Esperamos que en un futuro estas palabras suyas hagan eco: "Si a la persona se le reconoce su autonomía, no puede limitársela sino en la medida en que entra en conflicto con la autonomía ajena".

María Jaramillo Villegas

Nota: El poema completo de Quevedo puedes leerlo en esta misma página en el siguiente vínculo:

           https://cms.gotaspoeticascolombia.webnode.es/news/voces-para-recordar3/