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El extranjero

18.01.2016 15:41

El extranjero

Alusiones sobre la novela de Camus
 

Por: Lucas Cadavid 

Lucas Cadavid, hizo parte del libro publicado en 2013 como homenaje al escritor Albert Camus en el centenario de su nacimiento. En este trabajo participaron: Roberto Burgos Cantor – Ricardo Cano Gaviria – Pablo cuartas – Fernando Cruz Kronfly – Orlando Mejía Rivera – Juan Carlos Orrego – Felipe Restrepo David – Darío Ruiz Gómez y Pablo Montoya (coordinador). El pasado primero de octubre con base en el ensayo escrito, Lucas planteó sus puntos de vista e hizo un recorrido por uno de los libros más leídos del escritor, El extranjero, y como él dice,  armó un rompecabezas de lecturas,  una polifonía de procesos históricos, una alusión a quienes han escrito con su mismo ritmo.

En este recuento de lo que fue su conversación y con el propósito de ser más precisa, retomo algunos apartes de su libro:

¿Quién fue tu partera Meursault?

Un fantasma ha recorrido Europa desde hace más de dos siglos…Es el fantasma del nihilismo. Y tú un hijo de esa tradición…

Allí con Sartre, diríase que el hombre intuyó “su secreta mineralidad”. Y después de quitarle a dios el reino de la naturaleza había que arrebatarle el de este mundo.

“Si dios no existe, todo está permitido”…, pero si aún estando todo permitido soy capaz de doblegar la naturaleza y el destino, entonces habré de hacer añicos el mundo, en la destrucción hallaré mi omnipotencia creadora. Otra vez resuena en la historia el crujir del fuego purificador. Podríamos seguir adelante y rastrear la historiografía de estos hombres nuevos, nacidos de la ausencia, herederos del vacío… hombres tan solo herederos de sí mismos”.

¿En qué patria habitas? ¿Bajo qué astros naciste?

Así que eres un átomo. Una esquirla letal de un tiempo nihilista. Antes de ti ya te prefiguraron otros personajes extraños, incómodos. Camus antes de Meursault adapta Los Hermanos Karamazov para el teatro. Y no solo eso. Camus interpretaría a Iván Karamazov. Camus está imbuido si no pleno del espíritu de Iván.

De Barthleby, el escribiente, de Herman Melville, Lucas recordó el protagonista, un empleado de la oficina de correos en una sección donde las cartas pasan por sus manos y no pueden entregarse porque el destinatario ya no existe. Nos hizo notar el aparente vacío de su existencia. La lectura de esta obra bien pudo ser motivo de inspiración para Camus. Entre El extranjero y Barthleby existen respuestas comunes: “preferiría no hacerlo” “a mí me da igual”. El lector notará como ambas se ajustan a personajes encerrados en sí mismos, y decididos a sostener su manera de pensar más allá de las consecuencias.

Hablando de Historias dos veces contadas, de Nathaniel Hawthorne, nos dice Lucas que Wakefiel se expone como Meursault a perder su lugar en una sociedad filistea. Otra vez el hombre atrevido dispuesto a vivir como siente, aunque con ello se vea enfrentado a la incomprensión y al rechazo. Protagonistas de un drama donde muchas veces no están seguros del por qué de sus actuaciones. Desafiando su destino se presentan como heroicos de alguna manera.

En la ruptura de generaciones, en Padres e hijos de Iván Turgueniev. Bazarov el nihilista y Niestzche y su concepto sobre esa falta de finalidad, esa falta de respuesta al para qué expresado también por Lucas. Los valores supremos se desvalorizan, nos dice, y retoma al pensamiento del filósofo alemán. El nihilismo puede ser activo “como signo del poder incrementado del espíritu”,  “como signo de fortaleza: la fuerza del espíritu puede haber crecido de tal manera que sus finalidades preexistentes son inapropiadas”. Bazarov y su frialdad verbal, nunca pasa nada y muere sumido en una depresión romántica.

Y luego Iván Karamasov y sus hermanos, su razonamiento parece anunciar una catástrofe o la caída en un nihilismo absoluto, expresa Lucas. Su hermano bastardo se arroja a la transgresión total,  asesina al padre Karamasov y luego se suicida. El peso de la culpa agobia a los personajes de Dostoievski, en este caso a Iván. Lo mismo pasa en Crimen y castigo, las tramas se desenvuelven en la cadena nihilismo, transgresión, culpa, redención.

De nuevo la pregunta: ¿Pero qué lugar ocupas tu Meursault entre estos transgresores? En Turgueniev el nihilista solo teoriza, en Dostoievski el nihilismo es imposible ante la culpa que produce la transgresión. Entonces concluye, en Meursault se configura la forma más extrema de nihilismo, la nada, la ausencia de sentido como lo declaró Niestzche. No sientes culpa, ni necesidad de redención. Tu crimen se reclama necesario porque el absurdo absoluto demanda la fatalidad.

Hay que recordar también los precursores del lado luminoso, Zaratustra. Lucas afirma en su ensayo: “Sin duda en esa conformidad con el mundo, en ese anochecer cargado de estrellas, en ese comprender de la vida entera cabe un solo día, hay una intuición: que el resto de la vida puede vivirse a partir del absurdo”.

Se refiere a Vargas Llosa cuando dijo: “Quizás tu cabeza deba rodar sin que nadie se oponga a ello, pero cuando ruede habremos intuido, en esa leve e imperceptible felicidad del condenado a muerte el inicio de una vida más allá del nihilismo. Y sobre Hanna Arendt nos dice que ella afirmó que la gratitud es la única alternativa al nihilismo del resentimiento, “una gratitud fundamental por las escasas cosas elementales que nos vienen invariablemente dadas, como la vida misma, la existencia del hombre y el mundo”.

Lucas termina su ensayo agregando: “Aún gratitud por la muerte y el absurdo que permiten crear cada día el horizonte, una creación que tiene sabor a derrota pero que es la fuerza misma de la vida”.

Por: María Jaramillo

Fotos, cortesía de Juan Alberto Vélez