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La carreta de Bolivar

16.05.2015 12:50

La Carreta de Bolívar

Por: J2

Pola: ¿Cómo anda todo en tu casa? ¿Qué hay de Magolita? Contame de Melitón

Lola: Aquí se armó el despelote desde que empezó El Mundial. Magola, el televisor lo pasó p’a la cocina, lo puso al pie de fogón. Se le derrama la leche, deja secar el café, chamuscadas las arepas, se le queman los frisoles. Ella piensa sólo en goles.

Todo anda patas arriba. Melitón descuidó la vaca, los marranos y el ternero. Ya se mantiene alelado, mas parece una marmota. No oye, ni ve, ni entiende. Sólo piensa en la pelota.

Pola: ¡Igualitico en mi casa! El tema es hablar de James y del partido pasado. Jakson, Quintero y Cuadrado.

Dejando el balón a un lado te cuento que ando rabona.

Lola: ¿Qué te pasa? ¡Cuente, cuente!

Pola: Un libro que me leí me tiene bien turulata.

Lola: Y… ¿De qué libro se trata? Decime el autor primero.

Pola: Un tal Evelio Rosero.

Lola: Ah, ah. “La Carroza de Bolívar”. Le cuento que a mí también me puso un rato a pensar. Lo que aprendí en mi niñez, lo tuve que descartar. El ídolo que adoré se derrumbó ante mis pies.

Aquel semidios celestial, al que se honra con gran rito, tan sólo es otro mortal, no pasa de ser un mito.

Toc,toc, toc, tac, tac, tac, pum, pum ,pum

Pola: !¿Qué es ese estruendo por Dios?! ¿Quién toca la puerta tan duro?

Lola: Pues… ¡¿Quién más puede ser?! El tocado la delata. No sabe lo que es decencia y nunca lo va a aprender.

¡Magoooola, Magoooola!

Magola: ¡Señoooooora!

Lola: Dejá ya de abrir la boca y andá a la puerta ligero, si no, la tumba esa loca.

Magola: ¡Ya vooooyyy, mi señora!

Prosiga don Federico usted siempre oliendo rico, sígase mi señora.

Magola: Y… ¡Con la misma sombrillita! ¿No la ha podido cambiar? Trae la cara quemada, por los rotos le entra el sol. Si usted no la arregla pronto se va acabar de tostar. Éntrese pues ligerito que ya casi cantan gol.

Merceditas: ¡No te apures Magolita, atendeme a mi primero, no me dejes mi cielito, espera un poco mi sol!

Magola: ¡Gol, gool, goool, goooooooool!

Merceditas: !Ay que calor, que sofoco!

Aquí la atención es tanta

que no ofrecen ni agua fría

p’a refrescar la garganta.

¡Loooola, Looooola!

Lola: Siga, siga.

Merceditas: Buenas tardes Lola, Buenas tardes Pola.

Lola: Buenas tardes Merceditas, buenas tardes Federico. Para matar el calor les tengo juguito frío.

Merceditas: Las noto tan concentradas que hasta me da escalofrío.

¡¿De quien estarán rajando?! Con tal que no sea a mí a la que están desplumando.

Pola: ¡Ni de fundas, Merceditas! A usted la queremos tanto, como nadie querer pudo. Sólamente comentamos la novela de Rosero y la historia de Sañudo.

Lola: Que Bolívar no era tal como lo pinta la historia. Era cruel, era un mortal, con sed de poder y gloria.

Federico: “La Carroza de Bolívar” es una obra magistral de buena literatura que nos deleita y cuestiona.

Pola: El premio que se ganó no fue de cualquier bicoca. ¡fue de sesenta melones!

Merceditas: ¡Siempre es que andamos muy mal! ¿Por desplumar a Bolívar le dan todo ese platal?

Yo soy tradicionalista de las de raca mandaca.

A Bolívar se le honra, nunca jamás se le ataca.

Soy y seré siempre bolivariana y papal.

Lola: ¡Bonita combinación, política y religión.

Merceditas: ¡Qué viva el Libertador!

Quien su memoria maltrata

debe de ser declarado

como persona no grata,

calumniador redomado,

mal hijo, vil traidor.

Hay que luchar con valor

por el bien de la nación.

Ya se acabó la decencia,

se nos acabó el honor,

se ataca la religión,

también sin ningún rubor

al que nos dio independencia.

Lola:

Respire hondo Merceditas.

Controle bien su emoción,

y no se sulfure tanto

que su amor por don Simón

le puede causar infarto.

Federico: Bolívar fue un caudillo carismático y contradictorio dominado por la libido del poder. Fue tan bueno y tan malo como el mismo lo podía ser. Dotado de un infinito talento para convencer y hacer seguidores incondicionales que lo amaban hasta el paroxismo, también fue capaz de despertar odios viscerales entre los que no comulgaban con su omnipotencia y su régimen monocrático.

Muchos autores no se han conformado con la historia oficial, al fin y al cabo interesada y grandilocuente, y nos han hecho descubrir el verdadero rostro de un Bolívar de carne y hueso, y no aquel ser mítico que se yergue en sus pedestales.

A Bolívar le debemos la independencia, pero también muchos de los males que nos agobian. En él hay luces y sombras. (01)

Al leer la historia de Bolívar se encuentra uno con muchas caras de él mismo, por ello, de Simón Bolívar pueden sacar partido los más disímiles personajes tanto de la más radical izquierda como de rancia derecha, según cada cual lo quiera interpretar.

Pola: ¿Cómo así? ¿Es que Bolívar es también de libre interpretación?

Lola: Si. Aunque parece que los únicos que lo supieron interpretar fueron los pastusos.

Pola: Y… ¿Eso por qué?

Lola: Pues… Por… pastusos.

Federico: Y… Hablando de pasto… Resulta profundamente contradictorio que en nombre de la libertad se pretenda ocultar y hasta se llegue a justificar aquella horrible masacre perpetrada el 24 de diciembre de 1822 por las huestes bolivarianas contra un pueblo ya vencido. Masacre esta, cometida en los albores de nuestra vida republicana como sino premonitorio de esa violencia que a nombre de la democracia permite traspasar cualquier barrera, para imponerse a sangre y fuego, como si el fin justificara los medios.

Merceditas: ¿Qué fue lo que tanto paso? ¡Cuenten pues! ¿Qué sucedió?

Lola:

Día dantesco, día de horrores.

Día terrible y nefasto.

Se tiñó de sangre Pasto.

Masacraban la nación

los mismos libertadores.

Crueldad, infamia y violencia,

la de ayer y la presente,

bajo la ley del talión,

la del ojo por el ojo

y del diente por el diente. (02)

Federico: Adiós. Yo por hoy me les ausento. Después seguimos el cuento. Adiós y que tengan suerte.

Lola: Adiós y… a tu tía la llevamos una vez que se despierte.

Pola: ¡Aquí entre nos! Sin ser chismosa… Y sin salirme del tema… Bolívar… Dizque…

Era el rey de los quereres,

un redomado don Juan,

como todo un mandamás,

algún sultán o algún rey.

Con muchísimas mujeres

y más hijos que un maguey

Lola: ¡Qué si qué! Pero esa es otra larga historia. Aplicó bien la canción:

“Me gustan todas, que voy a serle si soy picaflor: rubias, morenas. Tengo un surtido de todo color…”

Pola: Oiste… Y… ¿Cómo haría Manuelita para aguantar semejante Casanova siéndole ella tan fiel?

Lola: Ja ja ja ji ji ji je je je ¡¿Qué le fue fiel Manuelita?! Era más fiel una gallina tabaca o la gata de Tobita. Ella misma lo decía que tan sólo era leal. Y sí que lo fue hasta la muerte.

No permitía que a Bolívar se le sentara una mosca,

ni le fueran a tocar uno solo de sus pelos.

Aunque le supo clavar las uñas muerta de celos.

¡Ay! del que hablara mal

de aquel, su amante inmortal,

¡A esconderse bajo tierra!

Aquí o en el más allá

ella le haría la guerra.

Fue siempre de armas tomar

y fusiló a Santander

diciendo que era altanero.

Denigró de él cuanto pudo

sin nada de timorata.

Por eso, ¡Nada que ver!

Con esa adorable gata.

Ya se las vió con Sañudo,

y está esperando a Rosero. (03)

200 años después…

Aquí…

No ha pasado nada.

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Varias son las lecturas que dan crédito a este minirelato. El autor satiriza pero no va más allá de lo que ya fue escrito por quienes vivieron la historia o la investigaron. La portada de su libro la ilustró con la reconstrucción digital del rostro del Libertador tras la exhumación de sus restos, la mostramos a continuación:

Notas al margen:

01 -  “Las equivocaciones de Bolívar fueron varias. Su Constitución… el manejo errático de la sublevación de Páez en Venezuela… la Convención de Ocaña… la dictadura, los atropellos a la libertad de prensa, el inicuo proceso al Almirante José Prudencio Padilla... El trato atrabiliario que condujo al asesinato del General José María Córdoba, la violación a la Constitución de Cúcuta, las aberrantes injusticias cometidas contra Santander… Una tiranía de déspotas militares.” El gran calumniado (Replica a la leyenda negra de Santander) pag. 105

 “Padilla estaba acusado de rebelión militar por no apoyar a firmar un acta en Cartagena pidiendo poderes absolutos para Bolívar”. El Gran calumniado pag. 164.

 “Prudencio Padilla no permitió que lo vendasen, y cuando un sargento le arrancó las charreteras dijo: “Ésas me las dio la República, no Bolívar”. El gran calumniado pag. 154

 “Víctima predilecta de la dictadura fue la libertad de prensa, como ocurre con todas las dictaduras en el mundo. No toleran la autónoma expresión del pensamiento, no permiten la oposición”. El gran calumniado pag. 145

 “Un Libertador liberticida, hay que decirlo sin temor reverencial al bronce”. El gran calumniado pag. 130 

02 -  “Dice el historiador José Manuel Restrepo: Pasto fue entregado al soldado, no hubo domicilio que no fuera violado y robado. Sediento de sangre buscaba la víctima en quien saciar sus ímpetus salvajes y la que encontraba la dejaba muerta en el puesto”. Agualongo. (Ibarra Revelo, Alfonso) pag. 196

 “Llega la noche y los soldados enfurecidos de Sucre entran a la ciudad desesperadamente y sin control alguno se riegan por sus calles matando al que encontraban y penetraban a las casas en busca de gentes y alimentos sin dejar por eso de hacer cuanto abuso desmedido podían cometer”. Agualongo. (Ibarra Revelo, Alfonso) pag. 197

 “Lo que pasó después fue una iniquidad que no puede olvidar la historia… no se perdonó a las mujeres, ni a los ancianos, ni a los niños, aunque muchos se habían refugiado en las iglesias. En la iglesia de San Francisco… los dragones penetraron a caballo y cometieron los más horribles excesos con las mujeres que allí se habían acogido”. Dos visiones sobre Bolivar (Bastidas Urresty, Edgar) pag. 34

 “Hermógenes Maza y Apolinar Morillo competían ominosamente para ensartar con la espada un número mayor de víctimas, colocadas en fila”. Dos visiones sobre Bolivar (Bastidas Urresty, Edgar) pag. 34

 “Terribles fueron las órdenes dadas por Bolívar a Salom sobre la suerte que debían correr los vencidos. Le era permitido fusilar, ahorcar, embargar, desterrar y hasta impedir la conservación de herramientas, utensilios o cosas de metal de uso ordinario”. Agualongo. (Ibarra Revelo, Alfonso) pag. 257

 “… Aún el 21 de octubre de 1825 decía del Potosí a Santander: Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos aunque demasiado merecidos".

"Si, que un pastuso noble no debe olvidarlas: Pues no hay hidalguía en olvidar las ofensas de su madre, y es muy vil elogiar a quien se manchó con tantos crímenes contra ella”. Estudios sobre la vida de Bolivar (Sañudo, José Rafaél) pag. 256. 

03 -  “A Bolívar lo perdieron los aduladores y no se dejó salvar por sus verdaderos amigos, a los que el mismo convirtió en adversarios”. El gran calumniado pag. 195.