Literatura cuántica
José María Ruiz Palacio
Escritor, poeta y buena vida
27 de septiembre de 2012
¡A mí también me pasó algo parecido! Déjenme les cuento: Me levanté como siempre, por el lado derecho de mi caballo. Puse un pie en el cran y ¡tran! de una patada mandé la pelota por encima de la malla hasta el fondo de la piscina. ¡Ustedes no se imaginan el susto! Yo no pedí taxi, pues hambre no tenía. Me conformé con un paquetaco de hostias de las de a kilo y cebollitas en almíbar de carramplones. Al fin de cuentas, pues yo siempre dije que era inocente, por lo que apenas me dieron las gracias y un pasaje a pie, a la ciudad de Manizales por la cerita. Ahí se armó la gorda. Miren no más: AK47, MINI UZI y dos pistolitas de agua, que cargó con naranjada. ¡Vieran como quedó el espejo! Su aspecto no reflejaba la tragedia, pero si quedó vuelto pedazos el pobre. ¡En fin; no les cuento más para que les quede la duda!