Ignacio Ramírez

No solo ellos, los que ya no están, nos acompañaron con la alegría y el cariño sincero que agradeceremos siempre. Esos momentos le dan valor a la existencia. También los de Sabaneta, los de los colectivos poéticos y el taller de Felipe Aristizabal nos dieron vida. Octavio e Ignacio fueron parte de una época recordada y añorada por muchos. Da nostalgia volver al pasado y leer en sus rostros esa alegría de hacer poesía por las calles, de Octavio y soñar con encontrar la palabra en cada esquina, andando la calle, como quería Ignacio. Hoy Gotas poéticas les rinde un pequeño homenaje. Llegamos tarde, lo lamentamos en la tristeza del silencio. Había un lugar para ellos en nuestras actividades. Este año lo diremos entre nosotros, sin más objetivo que el desahogo. La muerte silencia todo lo demás.

                                             Soledad

Octavio Velásquez