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Pedro Arturo Estrada en New York

04.04.2015 16:19

Pedro Arturo Estrada en New York

Poeta, narrador y ensayista. Coordinador de talleres literarios. Envigado, Colombia

Queremos hacerle un reconocimiento a nuestro amigo y poeta Pedro Arturo Estrada. Radicado en la ciudad de New York desde hace un año, Pedro sigue dedicado a su oficio como escritor. Aunque durante este tiempo dejamos de verlo en los recitales programados en nuestro medio, la nostalgia por su ausencia la sentimos compensada con sus frecuentes presentaciones en el país del norte. Participó en el IX Festival the Americas poetry of Nueva York durante el pasado mes de noviembre. Durante tres días los poetas leyeron en diferentes librerías de la ciudad: Word Up Bookstore, Umbrella House, Librería Barco de Papel, Librería el Dorado, Centro cultural Alianza Dominicana y City University of New York. Latino Poets New York,  cuenta con el apoyo de La Academia Norteamericana de la Lengua Española, que coedita con Urpi Editores la Antología del Festival. Esta organización reúne a destacados poetas de Latinoamérica y de EEUU durante el mes de noviembre. Pedro también ha participado en actividades como la Maratón Cultural, el micrófono abierto La Otra Orilla y la publicación del periódico cultural Vecindad.

Anáfora del viaje

I

 Haber visto singlar las horas vacías

Haber oído el canto de sirenas

y contemplado inermes el ojo del Cíclope

para nada, para espantar con débil gesto

las moscas que regresan al rostro

Haber esperado desnudos

ante la aurora que avanzó

como una novia entrando en la casa

Haber escuchado todo Bach

todo Mozart con el cuerpo vencido

bajo la araña metálica del clave

con el hueso ingrávido

sobre las armonías del Celeste

Haber leído las páginas

del mismo interminable libro

que fueron todos los libros

Haber visto y amado y deseado tanto

bajo la espuria promesa del reino

del país del mañana

cuando sólo teníamos ese trozo de pan

para el día siguiente

Cuando nos guarecíamos de la tormenta

bajo una piedra habitáculo de escorpiones

Cuando apenas podíamos copular en la sombra

avergonzados de nuestro deseo

de acunar esa pequeña llama

ese rescoldo de incendio en los ojos

Haberlo sabido mejor

cuanto menos palabras

cuanto menos sueños cumplíamos

cuanto más despojados

y no querer vivir nada

que estuviera más allá

de las manos.

II

Aunque hubo un tiempo para el sueño del viaje

más allá de la casa, el sempiterno patio,

el comedor penumbroso, el corredor helado

Una hora para la epifanía

del grano de arena y las alas del pájaro

La simetría dorada, la cifra, el continuum

de la música donde fluíamos con los ojos cerrados

Tiempo en el que pagamos con oro toda fe

y aguardamos pacientes el regreso de la gracia

Cuando esperábamos tanto de nosotros

Cuando todo lo dimos, todo lo apostamos

esquivando el aletazo de la incertidumbre

Y entonces algo se rasgó

la grieta apareció y por allí

el resplandor del infierno temido

El sol dio un vuelco feroz contra los ojos

se hizo polvo el cielo

Y no tuvimos donde poner el pie

que no fuera ya sombra

de lo muerto.

(De su libro inédito, MONODIA)