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Un político a regañadientes

16.07.2015 16:07

Un político a regañadientes

En uno de esos días lúcidos, de los cuales muchas veces nos arrepentimos, me aventuré a escribir un texto de opinión. En ese momento la economía de Grecia  según mi óptica, no andaba bien, era una percepción pero para los analistas expertos ya era una preocupación, y al cabo de dos años   la crisis se volvió noticia. Hoy, después de muchos malos pasos en las finanzas de ese país, un “político a regañadientes”, vuelve a llamar la atención mundial sobre la cuna de la llamada civilización o cultura seminal de occidente.

Economista en moto, con una visión clara de sus creencias y con una enorme seguridad de palabra, al oírlo mueve la curiosidad. Ya es popular y reconocido hasta por los más jóvenes tal vez por ser tuitero y bloguero activo. Con la cabeza pelada a ras, Yanis parece inagotable en sus respuestas precisas, tienen un toque diferente a lo habitual. Está metido hasta el cuello en un ambiente donde el poder corrompe a los de adentro y a los de afuera nos torna incrédulos.

Difícil hacer pronósticos, sin embargo se siente un gusto morboso cuando no le tiembla la voz ni las manos para denunciar. Decir, así como suena: “solo el 9% del dinero español llegó a las orillas de mi país”. “Bancos y gobiernos unidos son un problema para la democracia”. Son frases provocadoras, en unos para esperar la aplicación de soluciones, y en otros para escudar su temor en la amenaza. Ya la sufrió por airear escándalos financieros en 2012.

Yanis Varoufakis ministro de Finanzas de Grecia, de clase alta, licenciado en Economía de la Universidad de Essex, Master en Estadística de la Universidad de Birmingham; fue profesor en las Universidades de Essex, East Anglia, Cambridge, Austin y Sydney. Hoy es profesor de Economía Política en la universidad de Atenas donde estableció en el año 2002 el Programa de Doctorado en Economía. Sin embargo no tiene ningún recato en decir que “la economía es una ideología con ecuaciones”.

¿Será este griego con su disposición a gestionar una macroeconomía, el hacedor de un mejor futuro para Grecia? ¿Aparte de tener tiempo para hablar con  gente de oficios menores, gente de la calle a quienes  escucha, también podrá poner a los bancos en cintura no obstante detentar ellos el poder?  No se ve  fácil la tarea aunque posea una sólida formación en matemáticas y estadística. La locomotora alemana no estará dispuesta a mirar con misericordia a un hombre convencido de la necesidad de cambios drásticos en el sentido contrario de la carrilera. Hay quienes prefieren verlo hablar de política y creen que pierde el tiempo hablando sobre economía.

Dueño de una presencia que convoca, multifacético,  amante de la ciencia y el arte, está casado con la artista plástica Danae Stratou; estuvo en el recorrido por “Los muros de la globalización” una expresión  desde el arte, CUT: Siete líneas divisorias, obra de Danae y afín con el libro de Yanis El Minotauro global, donde el autor habla de un sistema tan insostenible como descompensado.

Voroufakis quiere que su pueblo se eduque en la autocrítica, no tiene interés en sus votantes, no serán ellos los que le dirán a los 80 años si su actuación estuvo bien, esa es una evaluación personal a la cual aspira. No se considera diplomático prefiere ser preciso. Por el momento sabemos cómo piensa, lo podemos seguir en entrevistas y escuchar lo que el pueblo griego, los medios y los políticos opinan. Este año será definitivo para conocer los primeros resultados de su gestión. Queda clara su opinión sobre la crisis “El gran error no fue salvar a los bancos, sino salvar a los banqueros”, dice. Pero después de reconocerlo y apostarle a un procedimiento diferente ("Si se va a inyectar dinero público en un banco, elimina a los accionistas y reemplaza a los directores y nacionaliza los bancos durante seis meses, los limpias y lo vendes al sector privado") queda por verse cuáles serán sus estrategias para revertir el perjuicio.

No le interesa participar en los debates económicos de otros países ni le gusta la intervención de otros ministros de finanzas en el suyo. El sistema federal de Estados Unidos es para él un ejemplo de cómo lograr que economías muy desiguales funcionen. Controlar la fuente del dinero con un banco central que los respalda es otra ventaja de la cual no dispone Grecia, afirma. El ministro defiende su país, no se puede negar que aporta argumentos, que tiene ideas, que se enfrenta a los grupos de poder y el pueblo lo aprueba. 

Pero los que brillan con luz propia no están exentos de verse oscurecidos. Al ministro lo siguen y no solo en el campo de las finanzas, aunque no lo han contratado para ser actor la gente lo idealiza, algo desagradable para un hombre que no le interesa el culto a la personalidad. A Varoufakis le toca explicar por qué no lleva corbata y si prefiere la ropa informal. Su apariencia personal sigue siendo la misma de costumbre. Llega a negociar a Inglaterra con el maletín al hombro como lo usaba en la universidad.

En su último libro Discussing economics with my daughter explica de una forma clara y literaria la crisis griega a su hija de diez años, después de lo cual no suenan extrañas sus respuestas espontáneas de corte poético. Dijo en una ocasión, ante la insistencia de los medios por saber que tan lejos pretende llegar: “No me importa tener la luna, la luna ya la tenemos, brilla cada noche”. Si como él dice, algunas veces los tópicos resultan ciertos, esperamos salga el sol sobre su reino.

 Por: María Jaramillo Villegas